Pero inicio la crónica del último día. Como tónica de toda la semana me despierto varias veces durante la noche. Pendiente del tiempo, varias tormentas eléctricas dan paso al amanecer. Como a las 6:30 ya estoy despierto, enciendo la tele y disfruto en soledad del triunfo de Alonso. Empieza bien el día, pienso. Cuando finaliza la carrera, apago la tele y me vuelvo a dormir hasta las 9. levanto la persiana y llovizna, espero que siga así todo el día.
Bajo a desayunar, un café y dos magdalena. Comento la jornada con el dueño del hostal La Plata y me aconseja ir hasta la Corchuela por carretera y coger la Cañada Real que me llevará hasta Ramacastañas.
Subo a la habitación y me visto despacio, tengo tiempo hasta las 11 no he quedado con Felipe. Bajo las alforjas, pago la factura y me despido de los dueños del hostal, buena gente os la recomiendo a los bicigrinos, os meterá las bicis bajo llave en la nave. A lo largo de la aventura he tenido que subir la bici a las habitaciones, pues me invitaban a dejarlas en los descansillos y patios, a lo cual rechazaba la propuesta, diciendo que si me gastaban la broma de quitarme solo el sillín me arruinaban la aventura. Y a mi negra, no la dejo yo en cualquier lado, con lo bien que se ha portado.
A las 10:45 aparece Felipe y su mujer. Tras agradecerle la compañía, declino el ofrecimiento de Carmen Teresa, de llevarme las alforjas en el coche hasta Arenas, tras comprobar los muchos kilos que tenía que llevar. Pero quería esa penitencia hasta el final, bruto que es uno.
No eran las 11 y ya nos habíamos puesto en marcha, cogemos camino por carretera hasta La Corchuela, zona de rectas. Una vez llegamos al pueblo giramos a la derecha y cogemos La Cañada Real Leonesa Occidental, un poco embarrada y muchos charcos. Con mucha precaución seguimos por la Cañada, tras pasar algún arroyo vamos bordeando el embalse de Navalcán.
Volvemos a la bici, los repechos ya me van costando, noto que Felipe tiene que bajar desarrollos paro no despegarse en exceso de mí.
Felipe me comenta la posibilidad de subir por la carretera como le comenté al inicio de la mañana.
Muy emocionado paro junto a la carpa y apenas pronuncio palabra, unos instantes íntimos entre mi negra y yo, en medio del gentío. Me saca de esta situación los gritos de mi hija pequeña, se lanza con un fuerte abrazo, por detrás aparece mi mujer y tras recibirme con un beso empezamos a comentar la aventura.
Tras unos minutos de charla, dejo la bici, y me dirijo a ver a San Pedro, poca gente en la capilla, todos en la carpa escuchando las palabras de Julio el hermano mayor. Cojo una silla y me siento baja la estatuta del santo. Momentos muy íntimos de agradecimiento por el protección que me ha dado en mi aventura. No se cuanto permanecí sentado, pero al levantarme, veo que la capilla se a llenado.
Saludo a muchos amigos, y tras saludos al hermano Julio, le doy recuerdos de Martín el Presidente de la Hermandad en Alcántara, charlamos unos minutos. Me comenta como no se lo había dicho antes y poder anunciar mi peregrinación por megafonía. Le contesto, que era una aventura muy personal y los que verdaderamente han seguido mi aventura ya estaban enterados. No quería ni publicidad ni méritos ante el pueblo. Nos despedimos y emplazamos una nueva reunión en fechas más tranquilas. me despeja la duda que llevaba durante todo el camino. El convento de la Viciosa, en el cual San Pedro, empezaría con la grave enfermedad que posteriormente le llevara a la muerte, esta situada en el termino de Campillo de Deleitosa, por aquel entonces propiedad de los Condes de Oropesa. El hermano Julio me indica que esta en ruinas y me prometo visitarlas y enviar una fotos e informar de su ubicación a Martín.
Bajamos, esta vez, desmontado de la bici, me apetece andar, después de estos días de bici. Charlamos gratamente Escolar y yo hasta el cruce. Nos despedimos y junto a mi mujer, Aitana y Toñi iniciamos el descenso al pueblo.
Llegamos a casa, un buen baño y desmonto las alforjas y saco la abundante ropa sucia. Por fín me siento en mi sillón. Ya estoy en casa.
Bueno, pues estas son mis reflexiones de mi aventura. espero no haberos aburrido, mi intención era compartir virtualmente mis aventuras por tierras de Extramadura, Toledo y Avila. Seis días fuera de casa, cinco dias de ruta de bici, más de 350 km y muchas, muchas horas sobre la bicicleta. Lo mejor es que una vez en casa sigo teniendo la sensación que me ha sobrado ese punto de esfuerzo físico, que no he llegado al límite de mis fuerzas. En alguna ocasión llegue al límite psicológico, pero me repuse y logré el fin que perseguía desde hace un año.
Comentaros que esta aventura no se ha fraguado de un día para otro, sino que es fruto de un año de trabajo, visualizar mapas, contactar con gente del mundo de la bici de Cáceres y Toledo. Programar las rutas y distancias, consultarles que equipaje y herramientas llevar, muchos datos, mapas, perfiles, distancias.......
Gracias por vuestro apoyo y ánimos y hasta la próxima.